El dilema del prisionero

Desde tiempos inmemoriales, los matemáticos, especialmente los economistas, buscan entender cómo funciona el comportamiento de masas, ¿pueden ser manipulables? ¿o acaso las masas poseen un instinto que los empuja a seguir ciertas estrategias que busquen un bien común? ¿Cómo puedo conminarlos suavemente a que consuman más? Los biólogos, especialistas en evolución, usan diversos modelos para predecir el camino evolutivo de una especie: ¿qué pareja puede darme hijos con ventajas sobre los otros? ¿Mis hijos necesitan piernas más fuertes, un cerebro mejor desarrollado, un sentido del olfato más agudo? Los militares a menudo exploran estos dilemas para predecir el comportamiento de otros países, incluso de sus propios soldados: ¿son mis reclutas capaces de tomar decisiones de vida y muerte? ¿Son capaces de sacrificarse a sí mismos por el bien común, por el bien de la patria? Y cuando nosotros escribimos una historia, estos modelos, suficientemente simplificados, pueden darnos pautas para construir argumentos y sus variables, tragedias y deseos que no solo pueden afectar a nuestro personaje principal, o el pobre NPC descuidado que se apareció en una historia, pero también afectará la mentalidad de nuestros jugadores y podría revelarle su mitad oscura, una mente siniestra y calculadora que lo empujará competitivamente a obtener más dinero, mejor botín, riesgos más peligrosos pero altamente satisfactorios.

Hay diversos juegos de suma cero, pero nos enfocaremos en uno básico que, al momento de narrarse dentro de una historia, toma en cuenta la personalidad y el contexto del jugador (o de las masas): el dilema del prisionero. Dos jugadores tienen dos o tres opciones ocultas donde pueden ganarlo todo, pueden repartir el botín o se quedan sin nada. Lo mejor, en este caso, sería que los jugadores pudieran comunicarse para que pudieran hacer un acuerdo y repartir el botín, ¿pero puedes confiar en que un extraño tomará esa decisión? ¿O tomará una decisión donde decide tomarlo todo y te deja sin nada? Para simplificar el ejemplo: dos mafiosos, pueden ser colegas o puede que apenas se conozcan, puede que sean mentor y discípulo, en fin, por algún trabajo donde “todo salió mal”, ambos acaban en la cárcel y son interrogados en cuartos separados. A cada uno de ellos, los policías los amenazan y les dicen: “Tu compañero ya te está echando la culpa, pero si tú firmas esta confesión primero, solamente estarás en la cárcel unos cinco años mientras el otro se quedará adentro diez”. Los mafiosos, naturalmente, quieren estar en la cárcel el menor tiempo posible; sienten la presión porque los policías dicen tener las pruebas necesarias para refundirlos en la cárcel de todas maneras; el mafioso evalúa a quién debe sus lealtades: ¿a sí mismo? ¿A su familia? ¿A su banda? ¿A su mentor, discípulo, colega o a ese tipo que apenas conoce? Desconocido para ellos, en realidad los policías no tienen ninguna prueba y si ambos pudieran comunicarse, se darían cuenta de las discrepancias en las historias policiacas; resulta que el mejor camino para ellos es no delatar al otro y firmar ninguna confesión (pero, ¿qué pasa con las consecuencias? Dos mafiosos acaban de salir libres, los policías no cumplieron su trabajo, etcétera, etcétera).

En psicología, usualmente se usa el pensamiento de suma cero para darle sentido a algunas acciones sociales e individuales: cuando tú ganas algo, otro lo ha perdido, ¿pero cómo puede llevarnos esa ganancia al bien? ¿O a la destrucción?

Un ejemplo rápido del dilema del prisionero y que puede indicarnos cómo afecta la naturaleza del jugador, así como nuestra percepción de los jugadores, pueden verla a continuación:

Propósito

  1. En qué se transforma nuestro jugador cuando tiene todo qué perder o todo qué ganar.
  2. La teoría de juegos es utilizada en un rango muy amplio de disciplinas para predecir lo que hará la gente. ¿Por qué? ¿Acaso la economía es un juego?
  3. Discutir como este dilema, en un medio interactivo, puede revelarnos más de una respuesta así como prepararnos, de algún modo, para algo que podría ocurrir en un futuro. La predicción como preparación.
  4. Reflexionar sobre ciertos dilemas que nos han ocurrido en la vida y por qué escogimos nuestras decisiones. ¿Cómo podemos trasladar eso a un juego? ¿Deberíamos compartir nuestro conocimiento a otros?  

Temario

  1. El dilema del prisionero y otros juegos de suma cero.
  2. El dilema del prisionero aplicado a la narrativa.
  3. La interactividad y la simulación, y cómo nos ayuda a tomar un papel que nos prepara para enfrentarnos a ciertas eventualidades.